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Calasanz y la familia
Formando juntos para transformar la humanidad
Cerca de ti. - Betania Music
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La alegría de ser parte de una historia, de un sueño y de un camino de santidad, trazado por Dios, por medio de un hombre que sonó una educación en piedad y letras para todos los niños. Es por eso que por estos días, nos adentraremos a conocer un poco más de aquel hombre, José de Calasanz, por medio de sus cartas.
Carta 1ª La alegría de un inicio
Querido Luis: al recibir esta carta, con sobre de Roma y letra desconocida, te habrás asombrado. No tienes en Roma ningún conocido de quien pudieras recibir noticias. Y cuando has abierto el sobre y mirado la firma, no te lo habrás podido creer. La firma dice: “José de la Madre de Dios”. Para que no te sintieras tan desorientado, he querido añadir entre paréntesis el nombre con el que me conoces hace tiempo, o diría que de toda la vida, desde que eras estudiante en un colegio de escolapios, “José de Calasanz”. Acabas de entrar en una obra escolapia. Tienes alma de educador y quieres ejercer esa hermosa misión en tu vida. Al finalizar la carrera, te presentaste a los escolapios, les llevaste el currículo de tus estudios, te hicieron unas pruebas, lo que llaman la selección del profesorado, y ¡cuál no fue tu alegría cuando te dijeron que estabas admitido! Dentro de poco tiempo vas a comenzar tu docencia. Sé que va a ser difuminada, como los colores del arco iris. Tendrás algunas clases en el colegio, trabajarás en la pastoral, acompañarás a jóvenes en el desarrollo y camino de su vida, irás de campamentos, y estás dispuesto a darte sin contemplaciones a cuanto te pidan y tú veas que puedes responder. ¿Por qué? Porque te gusta.
Porque es tu vocación. Porque amas a los niños. Porque sientes la necesidad de hacerlos crecer en su madurez humana y cristiana…. ¡Y por tantas otras razones… Esto ha hecho que me fije en ti. Pero al pensar en ti, comprenderás que mi pensamiento va también, al escribir estas cartas, a todos los educadores escolapios que entrarán este curso en alguna presencia escolapia, y a aquellos que hace apenas pocos años que han experimentado ya las mieles y también a veces los primeros sinsabores, de lo que es la vocación de “maestro”. Por eso mis cartas, porque pienso seguir escribiéndote, van para todos vosotros, ellos y tú. Quisiera haceros conocer toda la riqueza de esta vocación que habéis elegido.
Deseo explicaros lo que me sucedió a mí, porque también yo llegué a ser “maestro”, y cómo deseo que sean “mis maestros”, los de mis escuelas. Sé que mis cartas son sólo de ida; las respuestas son vuestras vidas, vuestra acción educadora, vuestro amor a los niños, sobre todo los más necesitados, vuestra entrega sin límites. Esa es la mejor respuesta que espero de voso15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 14 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 15 tros. Y así podremos comunicarnos a pesar de la distancia del tiempo que nos separa. Habrás notado que uso la palabra “maestro”. Es muy querida para mi corazón. La prefiero a otras muchas, por ejemplo, profesor, docente, u otras semejantes. Jesús fue “Maestro”, más, fue “el” Maestro, y en Él tenemos que mirarnos todos nosotros y en Él aprender lo que ha de ser y cómo ha de ser nuestra vocación. En esta primera carta, además del saludo inicial y mi presentación –más me conocerás a medida que vayan pasando las diversas misivas– quisiera referirme de forma general a ti y a todos los que antes he citado. Deseo, pues, explicaros algunas cosas que sirvan para todos, sabiendo que yo “no escribo nada que no puedan leer todos” (EP 1187). Quisiera referirme a algunos elementos que preceden y sustentan todo cuanto iré diciendo. No tendré ocasión de volver sobre ello y me parece importante. Estás en la edad en que se toman las grandes decisiones de la vida. Te estás orientando en lo laboral y en lo personal. Es momento importante porque afrontar la realidad en lo concreto y ser fiel después a las decisiones tomadas, no es nada sencillo. Lo sé. Además se ignora el futuro, lo que nos depara la vida.
Eso lo he experimentado yo en mi vida y otro día te lo 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 16 contaré. La realidad es mucho más compleja que los esquemas que a veces nos formamos, y es preciso reconocer que nadie posee todas las cualidades que desearía para encauzar el camino laboral y el de la vida de amor. Has vivido ya un importante trayecto de la vida, pero pese a todo la estás comenzando. Nadie sabe cuándo se va a cerrar su vida, pero todos saben cuándo se va abriendo, y eso es lo que te ocurre a ti. Eres joven; te llamaría “joven adulto”, y quisieras dar una consistencia a tu vida, que a veces, diría que casi con frecuencia, no la encuentras en gente de tu edad.
Repasa un poco tu existencia y mira cómo te encuentras en este momento, cuando vas a iniciar tu trabajo en una obra escolapia. Tener conciencia de uno mismo, conocerse a fondo, darse cuenta de lo que uno es, resulta elemento inmejorable para poder después ayudar a los demás en la educación que se va a impartir. Porque, en el fondo, en la educación no se trata de llenar de conocimientos al niño que tenemos delante, sino de lograr que llegue a ser persona. Y ¡cómo vamos a ayudar a los demás si nosotros no lo somos! Sigue siendo cierto aquello de que “nadie da lo que no tiene”. Si quieres ayudar a los demás, debes haberte ayudado antes que a nadie a ti mismo. Volviendo sobre tu persona debes fijarte en diversas áreas de tu personalidad. Las cito y te las comento brevemente. 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 17 En lo humano, te sientes joven –y lo eres–, en plenitud de fuerzas, y te da la sensación de que nada se te puede resistir. Parece que puedes con todo y nada de lo que te puede acaecer va a ser más fuerte que tú. Lo has demostrado porque has dicho que “sí” a cuanto te han pedido en el colegio. Este aspecto humano es importante porque es también soporte necesario para todo el trabajo que tendrás que desarrollar. En lo psicológico, tienes que hacer un balance de tu propia madurez, aunque ya te das cuenta de que te falta aún un camino que recorrer. También es cierto que creerse maduro no deja de ser una cierta fatuidad. Nadie está maduro a cierta edad, o podemos decir que uno está maduro cuando posee la madurez que requiere la edad que tiene. Muchas veces pueden quedar aún por resolver problemas psicológicos del pasado, porque ni la simple edad ni la experiencia de Dios ni la gracia, garantizan de por sí la solución de dichos problemas psicológicos, más aún cuando atañen a la estructura biopsíquica de la persona. Tendrás que recorrer un camino, y es preciso que hagas tu propio proceso al mismo tiempo que a diferentes niveles debes ayudar a otras personas a realizar el suyo. La diferencia de edad, traducida en perspectiva de experiencia y contenido, te ayudará en este camino. No olvides, de todas formas, que no se puede dejar de lado ninguno de estos dos elementos si quieres ser un auténtico edu- cador. Además, debes examinar tu vida para ver si has tenido tú mismo una educación rígida de tus pulsiones o una sublimación afectiva en el deseo religioso, que puede impedir el desarrollo normal de tu personalidad.
En el ámbito existencial, si deseas caminar como persona, no debes huir de las realidades fundamentales de la vida, cosa que suele ocurrir a no pocas personas, sino afrontar con seriedad el presente. Es normal que notes que se te escapa el sentido de muchas cosas. Sentido que se va descubriendo poco a poco. Con frecuencia lo importante no es lo que ocurre, sino el sentido de lo que sucede. Cuando uno desciende a lo profundo de su ser –y para mí el conocimiento propio es “un buen principio de la vida espiritual” (EP 1339)– es cuando mejor dispuesto está para hacer el itinerario hacia Dios. Y es que a través del propio conocimiento uno llega a ver su “miseria” (EP 1339), es decir, los fondos oscuros que existen en el propio corazón. Este conocimiento propio es necesario si uno no quiere vivir engañado, lo cual imposibilitaría la acción educativa en su riqueza más honda.
Cuando uno se desconoce y no ha bajado a lo más hondo del propio conocimiento, es difícil que sepa ayudar a los demás en lo que él mismo no ha sabido hacer en su propia persona. Finalmente, en el plano espiritual, las historias son muy diferentes. Y cada caso hay que tratarlo de manera distinta. Pero ahora me 18 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 19 refiero a tu situación, Luis. Has vivido circunstancias y experiencias ricas que te han abierto a Dios. Comprendes que Él no es aún quien debiera ser para ti. Pero agradeces lo vivido. Ves que no todos tus compañeros han tenido experiencias semejantes y que, en consecuencia, se plantean de otra manera su vida. Miras hacia atrás y constatas la gratuidad y el acercamiento de Dios a ti. Sin embargo, te encuentras aún atado por dentro. La experiencia de la gracia se te ha convertido en un sistema regulador de la realidad. Lo que has vivido te ha servido mucho; gracias a ello has aprendido a asumir los sentimientos negativos que han ido apareciendo tantas veces en tu vida, pero no andas aún suelto por dentro. Te falta aunar confianza y responsabilidad, trabajo y gratuidad, esfuerzo y esperanza. En cambio aquellos que se sienten algo lejanos de planteamientos religiosos, no pueden olvidar que yo fundé mis escuelas buscando unir piedad y letras o, como ahora decís, fe y cultura. En consecuencia, piedad o fe son elementos que han de marcar fuertemente las escuelas calasancias, como en otra ocasión os recordaré. A estos maestros, respetando lógicamente su libertad –yo respeté como nadie la de los judíos que acudían a las escuelas de San Pantaleón–, les pido que trabajen poco a poco por encontrar dentro de la obra escolapia itinerarios que les vayan llevando a ser auténticos educadores en las presencias escolapias.
Luis, en el momento de comenzar tu trabajo, te encuentras en una edad que aunque joven, hay que decir que es también adulta. Es esa etapa de la vida en la que se encuentran muchos de tus compañeros. En esta etapa cada uno percibe y vive su realidad más profunda, su propia realidad humana; por eso son tan imprescindibles los presupuestos humanos en todo lo que has hecho. Porque si no existe el peligro de llegar a una edad en que a pesar de lo vivido, uno no acaba de darse cuenta de lo que es la vida y pasa de puntillas por muchos aspectos en los que tendría que haber profundizado. Otras veces en esta etapa hay que hacer opciones serias y en ocasiones duras, pero no tanto por fuerza de voluntad, como si se tratara de la fuerza de un titán capaz de todo, sino por convicción de existencia, para que la vida no se agote. Me interesa tanto que entres bien en este período de tu vida o que quienes se encuentren en él caminen con alegría y paz y, al mismo tiempo, con atención esmerada por el bien de los niños, que deseo indicarte e indicaros algunos elementos que me parecen importantes, antes de despedirme hoy de ti. Este trayecto de vuestra vida, os considero jóvenes adultos, es un tiempo en el que vuestra existencia se va enraizando en la realidad. Lo notáis por dentro y se manifiesta por fuera. Se dan compromisos, intereses, responsabilida15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 20 des.
Miráis hacia delante y veis un futuro prometedor, y el presente no os pesa, al revés, es fundamento seguro y consistente sobre el que os apoyáis, encontrando la seguridad que os lleva a mirar con gozo el futuro. Desearía señalaros algunos aspectos concretos de esta etapa de vuestra vida: Primero, que la etapa en que os encontráis es de vitalidad y confianza en el futuro. Nada os asusta. Parece que nada se puede interponer destruyendo vuestro camino. Os lanzáis a él con espíritu creativo, y eso me encanta, porque así fui yo, y porque maestros de este talante son los que necesitan hoy las Escuelas Pías para llevar adelante la misión que le encomendó y sigue encomendando la Iglesia. Segundo, es una etapa en la que ya no se vive del pasado. El pasado, pasó. Antes teníais que elegir, ver, discernir, preguntaros por lo que iba a ser en el futuro vuestra existencia, a qué os ibais a dedicar. Ahora lo tenéis claro, y lo que hay que hacer es llevar adelante un proyecto, mucho más cuando tú, Luis, has sido aceptado en las escuelas calasancias o cuando otras muchas personas que van a ser tus compañeros u otros que se encuentran en lugares distintos están trabajando hace ya varios o muchos años en el mismo campo. Tercero, no puedes olvidarlo, es etapa en que el elemento fundamental de la vida para 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 21 todos, el amor, está presente de una forma especial en vuestras vidas. Unos estáis casados, otros con un proyecto definido de amor y entrega, y eso da también consistencia y solidez a la vida. Todos estos aspectos tendrás que cuidarlos para que la vida no empiece a desmoronarse por ninguno de ellos. Porque debéis también ser conscientes de que se puede fundamentar mal una opción de vida. Y no me refiero a la elección del trabajo que se ha hecho. Me refiero más bien en este momento a la opción de vida como persona. Cuando uno fracasa en este aspecto pueden aparecer algunos síntomas que es bueno conocer para no andar descaminado. Uno de ellos es la necesidad que se siente de eludir responsabilidades.
Se quiere pasar totalmente desapercibido. Desciende el tono vital. Van desapareciendo las ilusiones por el trabajo. Se hace lo que a uno le toca, y aun eso sólo a veces, tratando de apartar el hombro lo más posible. Aparece también la inseguridad personal, aunque con anterioridad se había trabajado con eficacia e ilusión; ahora está presente y va ganando terreno la falta de autoestima o se dan problemas pendientes de ella. Desde esa situación, habiendo perdido la óptica real, se da un choque brutal con la complejidad de un mundo para el que uno no había 15 cartas de Calasanz a un colaborador laico 22 sido preparado. Uno puede examinarse, echar la vista atrás, mirar su historia y se da cuenta de que efectivamente no estaba preparado para la vida en la que se encuentra. Y también, si lo tenía, se da una pérdida del sentido religioso. Y por eso mismo mayor dificultad con el entorno en el que vive, si la presencia escolapia subraya ese aspecto. Luis, me encanta haber hablado contigo durante unos minutos. Ha sido un primer encuentro. Espero tu respuesta; sabes cuál es, tu buen hacer en la escuela calasancia, donde estás. Hasta pronto. Te quiere como a hijo José de la Madre de Dios (José de Calasanz)
Carta No. 1. José de Calasanz.
Hoy hacemos parte de este sueño, hoy junto a San José de Calasanz hacemos historia.
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